Existen mochilas de todo tipo, tamaños, formas y colores. Lo cierto es que cada vez se utilizan más y se transformaron en un accesorio útil no sólo para fines escolares, sino también para actividades recreativas como salidas y paseos. Todos usan mochilas y lo anormal ahora es no utilizarlas.
Si bien la oferta en mochilas es muy variada, esto conlleva un punto a favor y otro en contra. A favor porque es imposible que no encuentres una que se adapte a tus necesidades. En contra porque la oferta es tan amplia que cuesta decidirse por una. Y teniendo en cuenta de que se trata de un accesorio con altísima demanda, te recomendamos que en vez de comprarlas te animes a confeccionarlas gracias a este taller de mochilas en el cuál aprenderás a crearlas desde cero, combinando diferentes materiales, moldes y diseños.
¿Para qué la voy a usar?
Esta es la primera pregunta que tenés que hacerte. Si la vas a querer para salir a pasear no será necesario que tenga muchísima capacidad de carga -medida en litros-. En cambio, si la querés para ir de mochilero/a durante una travesía por el interior o fuera del país, en ese caso ya estamos hablando de una mochila de alta capacidad de carga (mínimo 30 litros). Por otra parte, si querés comprar la mejor mochila para tu hijo, que sea fuerte y duradera, quizás tengas que prescindir de lo estético y apuntar a materiales más resistentes, con costuras reforzadas.
¿De qué material están hechas?
El diseño importa. Sin embargo, el material con el que está confeccionada la mochila es el aspecto más importante. Esto lo saben muy bien los mochileros o las personas que suelen ir de viaje, sabiendo que la mochila tiene que ser apta y resistente para contrarrestar, golpes, rayones, temperaturas extremas y todo tipo de agresiones externas. Generalmente, las mochilas de viaje son las más reforzadas del mercado, mientras que las mochilas deportivas están confeccionadas con telas impermeables, presentan redes laterales y bolsillos para colocar botellas de agua.
Por su parte, los modelos urbanos están realizados en cuero, gamuza o plástico (las menos recomendables) que las transforman en mochilas livianas y aptas para utilizarlas todo el día. Esta opción es muy útil especialmente para todos los que viajan en transporte público y deben hacerlo con comodidad. Para estos casos no es necesario que sea el material más resistente de todos, ya que el objetivo es que sea fácil de transportar buscando una mochila liviana y cómoda.
Del material y del uso que se le de cotidianamente a las mochilas saldrá el resultado final y la duración de ellas.
Cuidados y recomendaciones
Todas las mochilas tienen recomendaciones de sus fabricantes. Siempre tenés que respetarlas al pie de la letra, porque en caso de no hacerlo el producto puede verse perjudicado y degradarse. Uno de los ejemplos más claros ocurre con el lavado y el cuidado de los materiales con los que están confeccionadas las mochilas. Siempre observá las etiquetas internas que te dirán cómo lavar el producto, a qué temperatura y cómo conservarlo de manera correcta.
La realidad indica que las mochilas bien cuidadas pueden durar más de cinco años y por eso hay que hacer hincapié y esforzarse en cuidarlas. También dependerá del uso diario y la exposición a agresiones externas.